¿Existieron las brujas en España? ¿Dónde se reunían y qué poderes tenían? Con Halloween a la vuelta de la esquina, me parecía el momento perfecto para buscar la respuesta a estas preguntas y explorar las historias de las meigas y otras brujas españolas. Unas solo forman parte de las leyendas, pero otras fueron reales y marcaron episodios oscuros de la historia de nuestro país.
Acompáñame en este recorrido por diferentes lugares de España y descubre qué nombre se les daba a las brujas y a qué se dedicaban según la región donde habitaban. Te aseguro que no todas volaban en escoba ni eran tan malas como se creía…
Este artículo contiene enlaces de afiliado. Si haces clic y compras algún producto de los que recomiendo, es posible que me lleve una comisión 🎉. No te preocupes, ¡el precio para ti no cambia! Solo es una pequeña ayuda que me permite seguir creando contenido interesante. 😉
Índice
ToggleMeigas de Galicia, las brujas españolas por excelencia
Las meigas (que en castellano quiere decir “brujas”, “magas” o “hechiceras”) son seguramente las brujas españolas más conocidas.
Eran mujeres que vivían en zonas rurales de Galicia y se dedicaban a las prácticas curativas. Su actividad era respetada, pero también temida, por lo que sufrieron fuertes persecuciones tanto por parte de las autoridades como de los vecinos de los pueblos.
A pesar de las adversidades, la figura de las meigas sigue siendo un elemento esencial de la identidad cultural gallega y uno de los principales atractivos turísticos de la región.
Un claro ejemplo de su importancia se aprecia en las celebraciones de San Juan en La Coruña, entre las que destaca la Noite da Quema. En esta festividad, se encienden hogueras y se realizan actividades relacionadas con las brujas, como la elección de las Meigas y el famoso Aquelarre Poético.
Xanas, las brujas asturianas
Las xanas (también llamadas xuanas o juanas) son figuras de la mitología asturiana que supuestamente habitan en cuevas cerca de los ríos y manantiales de Asturias. Son hilanderas y se encargan también de proteger los tesoros escondidos en los parajes más remotos de la región.
Su imagen se asemeja más a la de hadas o ninfas que a la de las brujas españolas tradicionales. Se las describe como seres femeninos de gran belleza y largos cabellos dorados, y visten con los trajes regionales asturianos o túnicas blancas.
Sin embargo, no hay que dejarse llevar por sus encantos. Algunas son malévolas y se dedican a raptar a los niños o intercambiarlos con sus hijos, los xianinos.
Así que, si estás en Asturias, ¡no dejes de mirar a tu alrededor! Puede que una xana te sonría desde la distancia, pero nunca podrás saber con certeza si tiene buenas o malas intenciones.
Sorginas, las brujas vascas
En la mitología vasca, las sorginas o sorgiñas (“hechiceras” o “creadoras” en castellano) se representan como mujeres sabias con conocimientos en herbología, magia y medicina natural.
Aunque la imagen de estas brujas españolas suele ser benevolente, en algunos relatos también se las culpa de causar enfermedades, desatar tormentas o lanzar maleficios para dañar el ganado.
Más allá de los cuentos, la brujería fue una realidad en las zonas vascófonas de España. El caso más famoso es el de las brujas de Zugarramurdi, en Navarra, contra las que se llevó a cabo uno de los peores procesos inquisitoriales del país.
La celebración del Akelarre en las fiestas de Elvillar (Álava) es un claro ejemplo de cómo las brujas siguen presentes en la cultura vasca. En él se llevan a cabo rituales en lugares emblemáticos como el Dolmen Chabola de la Hechicera para rendir homenaje a la bruja Salustiana, víctima también de la Inquisición.
Si quieres saber más sobre estas brujas españolas, no te pierdas los siguientes libros:
Trementinaires, las brujas catalanas
Las trementinaires desempeñaron un papel fundamental en las comunidades rurales del Pirineo catalán. Estas mujeres se dedicaban a recoger trementina, una resina de pino conocida por sus propiedades medicinales con la que elaboraban remedios naturales. Durante unos meses al año, recorrían largas distancias a pie por los pueblos de Cataluña para llevar a los vecinos dichos remedios, con los que trataban resfriados, inflamaciones y otras dolencias comunes.
Pese a no encajar con la imagen aterradora de las brujas españolas, algunas fueron acusadas de brujería, ya que su conocimiento sobre las plantas y su vida itinerante levantaban sospechas.
En la actualidad, el Museu de les Trementinaires de Tuixent rinde homenaje a su oficio y al importante legado que dejaron en los conocimientos de la medicina natural. Además, en la región existen eventos que mantienen viva la imagen de las brujas en Cataluña, como la Feria Internacional de Brujería de Sant Joan les Fonts o la Feria de las Brujas de Sant Feliu Sasserra.
Fetilleres, las brujas valencianas
En Valencia, la brujería estuvo vinculada a las fetilleres, mujeres que ejercían como sanadoras o adivinadoras y que utilizaban plantas medicinales para preparar remedios. Estas prácticas fueron perseguidas tanto por las autoridades civiles como las religiosas, sobre todo tras la llegada de la Inquisición.
A pesar de las prohibiciones, estas brujas españolas siguieron celebrando sus aquelarres en clandestinidad. Uno de los lugares donde se cree que se reunían es la actual calle Angosta del Almudín, que en su momento era conocida como “calle de las brujas”.
La Encorujá, la bruja extremeña
La Encorujá es una figura aterradora de la mitología de Extremadura. Se la representa como una anciana bruja que habita en los valles de Las Hurdes, una región conocida por sus misteriosas leyendas.
Su nombre proviene del verbo “encorujarse”, que significa encogerse, lo que refleja su costumbre de ocultarse para acechar a sus víctimas.
- EXTREMADURA SECRETA. Brujas, sabias y hechiceras
- Leyendas, Misterios y Seres Mágicos de Las Hurdes, del Centro de Documentación de Las Hurdes
La Viejuca de Vispieres, la bruja cántabra
A diferencia de otras brujas españolas, la Viejuca de Vispieres es un personaje inofensivo de la mitología cántabra.
Se la describe como una anciana solitaria que recorre los campos de Cantabria durante las noches de luna llena. Camina apoyada en un cayado de oro y va vestida con una capa roja.
Si ve a alguien en su camino, puede hacerse invisible, por lo que quizá nunca llegues a saber que te has cruzado con ella.
Las bruxas aragonesas
Por último, pero no por ello menos importante, quería hablar de las brujas aragonesas (o bruxas, tal y como se las conoce en la región).
Aunque muchas de estas mujeres eran curanderas, sus habilidades no las protegieron de las acusaciones que el temor popular proyectaba sobre ellas. Se las señalaba por desatar tormentas, provocar plagas e incluso por cometer asesinatos mediante envenenamientos.
Así es que, durante siglos, Aragón fue escenario de muchas más persecuciones por brujería que en otros lugares de España, con juicios impulsados tanto por la Inquisición como por la Justicia Real y Episcopal. Uno de los casos más notorios fue, curiosamente, el de un hombre, Pedro Arruebo, acusado de provocar una epidemia de posesión demoníaca en el valle de Tena.
Algunos de los lugares emblemáticos donde se cree que estas brujas españolas celebraban sus aquelarres son Trasmoz, conocido por ser el único pueblo excomulgado por la Iglesia, y zonas pirenaicas como Tella, Villanúa y Ribagorza.
Si vas a visitar Aragón, te recomiendo ir a la Casa de la Bruja de Tella, el Museo del castillo de Trasmoz o el Parque Temático de las Brujas de Laspaúles.
Conclusión
Después de este recorrido por distintos rincones de España, queda claro que las brujas, tanto mitológicas como históricas, han dejado huella en nuestra cultura. Mientras que algunas figuras solo forman parte de la tradición popular, otras mujeres fueron injustamente acusadas de practicar la brujería y sometidas a torturas, juicios sumarísimos y, en algunos casos, a la ejecución pública. Aunque los aquelarres fueron una de las principales acusaciones, la mayoría de los cargos se basaron en supersticiones, miedos colectivos y la necesidad de encontrar chivos expiatorios en tiempos de crisis.
Las brujas españolas, lejos de ser olvidadas, siguen vivas en las leyendas de muchas regiones y resuenan en nuestra toponimia, lo que nos recuerda que la línea entre la superstición y la realidad, entre mito e historia, sigue siendo difusa.
¿Te interesan las brujas y todo lo que tiene que ver con lo sobrenatural?
Entonces no te pierdas este otro artículo con recomendaciones de lecturas para Halloween.
Bibliografía consultada
Cabo Martínez, M. R. (1993). Presencia del niño en la mitología asturiana.
Castán, J. A. A., & Rodríguez, C. G. (2009). Brujas y seres mágicos de Aragón. Dossiers féministes, 103-133.
Jiménez-Esquinas, G. (2013). Las meigas: la transformación de un estigma en recurso patrimonial. Disparidades. Revista de Antropología, 68 (1), 57-73.
Lacruz, Á. G. (2010). La brujería en Aragón. I Congreso de Aragón de Etnología y Antropología, 27-44.
Rodríguez, A. G. La caracterización de las xanas en la mitología asturiana y su presencia en la literatura.